lunes, 13 de mayo de 2013

Capítulo 3 (Parte 2)


         Entré en el piso de Dulce y nos adentramos directamente en su habitación, me puse una minifalda, un top y unos tacones finísimos, ella se encargó de echarme espuma en el cabello y los rizos se me quedaron bien definidos y se encargó de maquillarme, yo me veía demasiado cargada, pero no llevaba colorete, simplemente una capa de maquillaje, lápiz de ojos, perfilador de labios, brillo de marrón suave para los labios y un poco de purpurina sobre los pómulos.

Cuando salí de la casa de Dulce todos se me quedaron mirando y Luca se quedó con la boca abierta, yo miré a mis pies.

Me monté en la moto de Lucas, él me llevó al puerto y entramos a una discoteca.

Allí todos nos dispersamos, vi como Dulce iba con unos y con otros, vi como los chavales se metían en el baño con chavalas, yo cerré los ojos y solo logré ver los ojos de Luca. Los abrí y lo vi en la barra, me acerqué a él con paso firme, estando ya detrás de él.
-¿Podemos hablar?-le susurré al oído.
El asintió y se levantó de la silla, me cogió de la mano y nos fuimos a la plaza que había enfrente de la discoteca.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-¿Qué pasó anoche?-le pregunté, él se me quedó mirando e hizo ademán de irse, lo agarré del brazo -Eres el único que me puede decir lo que pasó.
-No.
-Si -dije cortante.
-No lo haré y ahora haz el favor de soltarme.-dijo mirando mi mano que le estaba aferrando el brazo. Me acerqué a él.
-Lo recordaré.  -dije -tarde o temprano lo haré y ese día sabrás que deberías de habérmelo contado.
-Sabes de sobra-anunció-que nunca recordarás lo que pasó.
-Ya me has dicho que hay algo que recordar y que tú sabes.-le dije mientras le soltaba el brazo, le adelanté y cuando ya estaba en la puerta para entrar en la discoteca lo miré fijamente y comencé a hablarle otra vez -Poco a poco desearás habérmelo contado y poco a poco lo harás -me di media vuelta y entré en la discoteca.

Entré y vi como un chico me estaba mirando y se acercó bailando hacia mí, yo lo aparté y él se volvió a intentar acercar, yo lo volví a alejar.
Vi como unas manos lo cogían de los hombros y lo alejaban de mí, le miré el rostro, era mi ex novio, mi cara se tornó seria de repente.

        Sentí como me rodeaban la cintura por detrás, pero el resto del cuerpo lo mantenía alejado del mío, miré sus manos, las cogí y bailamos a destiempo una cumbia, que no pegaba ni con el sitio ni con la música, ni con la ropa, pero me daba igual lo que pensaran, pero me daba igual lo que dijeran, me daba igual todo, yo estaba a gusto con tan solo mirarle a los ojos, esos ojos que de alguna u otra forma habían sellado un antes y un después en mi vida.

Observé despistada como mi ex novio estaba boquiabierto y me miraba con los ojos desorbitados mientras se marchaba con fuertes zancadas y yo seguía bailando.
        Sentí algo vibrar en mi mini bolso, lo abrí y vi que mis padres me estaban llamando, Luca miró el teléfono curioso y nos dirigimos a la salida cogidos de la mano.
-¿Diga?-contesté.
-¿Dónde estás?-era la voz histérica de mi madre.
-Dando una vuelta con una amiga.
-¿A qué hora llegarás a casa?
-No lo sé mami, estamos con su hermano y sus amigos.
-Vale. ¿Tienes llaves?
-Sí.
Nos despedimos y guardé el teléfono en mi bolso.
       Luca empezó a besarme el cuello y yo lo paré.
-Que me guste bailar cumbias-dije-No significa que me vaya a dejar tocar por cualquiera, chaval.-dije con una sonrisa y vi en su mirada que no se esperaba aquello.
-Pues a ver luego como llegas a tu casa.
-No necesito ayuda de nadie.-dije con autosuficiencia y bastante convencimiento.
-Me han dicho que cuando te dan los ataques de asma no puedes respirar y pierdes la estabilidad.-dijo mientras me daba la espalda. Me había dado dónde más me dolía y una lágrima recorrió mi mejilla, respiré hondo y llamé por teléfono a un amigo de mi instituto.
-¿Diga?-dijo su voz somnolienta al otro lado de la línea.
-¿Te desperté?-pregunté tímida y arrepintiéndome de haberlo llamado.
-No, no, no te preocupes. ¿Qué pasa?
-¿Puedes venir a recogerme al puerto?
-¿A qué parte?
-En la parada de autobús de David Conde, por favor.
-Me visto y salgo. ¿Vale?
-Vale. Gracias.
Nos despedimos y colgamos.
       Entré en la discoteca y busqué a Dulce, no la encontré, pero en la barra vi a Luca.
-Cuando veas a Dulce,-le susurré al oído-dile que me he ido.
-¿Tú? ¿Sola? ¿A dónde vas a ir sola?-preguntó extrañado.
-En ningún momento he dicho que me fuera sola, y a de más a ti no te importa.-dije dándole la espalda y perdiéndome del alcance de su vista de entre la multitud y salí de allí, me quité los tacones y fui corriendo hasta la parada de autobús pero no me dio tiempo a esperar, ya estaba David allí en el coche, me monte a su lado y me miró curioso con sus ojos verdes.
-¿Tú en el puerto?
-He ido con una amiga.-dije mientras me abrochaba el cinturón.
-¿Tú con una amiga qué va al puerto?-Lo miré sin decir nada, y solo Dios sabe que vio en mi mirada.- ¿Qué ha pasado?
-No soy autosuficiente para nada.
-¿Cómo dices?-preguntó casi de un grito.
-Pues eso, mi novio me miente con la que yo creía que era mi mejor amiga, anoche entraron a robar mi casa y mis padres me han dicho que no pasó nada fuera de lo normal.
-Eso es porque no querían preocuparte.- rompí en llanto.

David aparcó el coche en un aparcamiento cerca de mi casa, salió del coche, me abrió la puerta y me acompañó hasta mi casa.
-No me dejes sola.-le dije.
-Tus padres están en casa.-dijo mientras me intentaba quitar algunas lágrimas.
-Pero... por favor, no te vayas.
-Vale-me dijo y entramos en mi casa, fuimos sigilosos hasta mi habitación y allí, nos tumbamos en mi cama y él me abrazaba.
-Míralo por el lado bueno, a ti no te critican por ser homosexual – me dijo.
-Eso no es motivo de crítica.
-Eso díselo a la sociedad.
-Pero mira-le dije-tienes dos ojos, dos orejas, dos piernas, unos pulmones que te van bien y una pareja que te es fiel, yo tengo dos ojos, dos orejas, dos pulmones que no van bien y tuve una pareja qué me fue infiel y lo que te diga la sociedad debería de darte igual, a ti te tiene que importar lo que tú pienses de ti mismo, lo que tu opines y las personas a las que realmente les importes, te tiene que dar igual lo que piense o diga el resto, a de más tu novio está más bueno que ningún heterosexual que haya visto-dije guiñándole un ojo.
-Y tú eres de lo mejor y te empeñas en no verlo-dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
-Es que no puedo verlo-dije con tono cansado.
-No, no quieres. Mírate.-dijo señalando el espejo que estaba frente a nosotros -Eres preciosa, tienes una voz dulce, eres graciosa, simpática y no te falta tu genio, simplemente tienes que preocuparte por respirar hondo en algunas ocasiones. Pero. ¿Sabes? Si no fuera gay iría a por ti sin pensármelo dos veces.-Me eché a reír.

    Seguimos hablando un poco más y después nos dormimos. Este chico era mi amigo desde parvulario y siempre guardábamos nuestros respectivos secretos. Era una persona con la que podías hablar de todo y durante todo el tiempo del mundo sin que se te hiciera cansino.


Abrí los ojos y me encontré sola en mi habitación con una nota en la mesita de noche.



"Lo siento, tuve que irme. Besos cuídate.

                                                                        David."


Me asomé a la ventana y vi una moto aparcada en la entrada, era de uno de los chicos latinos. Llamaron a la puerta.





2 comentarios:

  1. ¡Hola preciosa!
    Tienes un premio en mi blog^^
    http://venenoensangre.blogspot.com.es/2013/05/premio.html

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  2. Qué suerte que se pudo sacar de encima al ex-novio... lo malo es que Luca sea tan secretivo y tan agresivo con sus palabras, aunque Nat tampoco se queda corta.
    Yo ya quería que David fuera su interés romántico, pero veo que no va a poder ser. Bueno, igual lo quiero.
    Lindo capítulo :).

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