La muerte.
La muerte está tan segura de ganar que nos da toda una vida de ventaja.
Dulce.
La vida no tiene sentido.
Natalia.
Fue la primera vez que
vi a David y me ocupé de que no fuera la última.
Me monté en el
descapotable y recosté mi cabeza en el sillón.
Oí el sonido del
teléfono, era un mensaje.
“¿Qué
tal te va todo? ¿Has descubierto algo de tus padres? A mí las cosas me van bien.
París es muy bonito y
cada vez que hablo con alguien me acuerdo de tus clases de francés. Te echo de
menos.
David.”
Sonreí, se acordaba de
mí como yo de él.
Lo extrañaba tanto y
fue, es y espero que siga siendo mi mejor amigo. Siempre me había hecho
sentirme bien conmigo misma, él me había enseñado a hacerme respetar, a decir lo
que pensaba sin titubear, a contestar con desdén y arrogancia, él era la única
persona que me había apoyado en todo diciéndome los pros y los contras, él
sabía ser frío conmigo sin hacerme daño.
“Pues
no he descubierto mucho, pero estoy en ello… ¿Te
acuerdas de Lucas? Pues estoy intentando averiguar que está tramando.
Te extraño todas las
mañanas, por las tardes e incluso por las noches.
Si vienes por aquí, no
dudes en llamarme por favor. Te quiero.
Natalia.”
Pulsé enviar y sonreí
para mí misma.
Aunque lo extrañara
sabía que lo mejor era que estuviera lejos y que no estuviera metido en nada de
esto.
Dulce.
Adiós.
Debo ser valiente y no
titubear sobre lo que voy a hacer.
Natalia.
Empecé a conducir en
dirección a la casa de Lucas pero en la rotonda di media vuelta y fui a la casa
de Dulce.
Josh me abrió la puerta.
-Me voy a acostumbrar a
verte aquí -dijo con una sonrisa.
-A lo mejor. ¿Está tu
hermana?-señaló con un dedo la habitación de Dulce y se perdió en la cocina.
Cuando ya tenía la mano
levantada para llamar a la puerta oí la voz de Josh.
-Mi hermana vale más de
cien euros. Lo menos quinientos. Trato echo.
El alma se me cayó a los
pies.
¿su hermano le estaba
amargando la vida?
Dulce.
Tres, dos, uno…
Natalia.
Llamé a la puerta.
Dulce.
Ya… y bajé los pies.
Natalia.
Nadie respondió y oí
como una caída. Intenté abrir la puerta pero estaba atascada.
Dulce.
Adiós.
Natalia.
-¡Josh, abre!-Josh salió corriendo de la cocina y a base de patadas echó
las puerta abajo.
Lo primero que vi fue la silla en el suelo, temí levantar la mirada y
cuando la vi ahorcada mi pulso se aceleró como si estuviera en una carrera.
Corrí hasta la cocina, cogí un cuchillo y corté la cuerda, el cuerpo de Dulce cayó al suelo en picado.
Apoyé mi cabeza en su pecho para ver si aún latía su corazón y cómo no
oía nada empecé a hacerle los primeros auxilios.
-Uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Josh llama a una ambulancia.
-Se ha suicidado...-lo que me faltaba, Josh estaba en shock.
Cogí mi teléfono y marqué mientras seguía intentando reanimarla.
Dulce.
Me sentía ligera, ya
nada ni nadie me podía controlar, ya nada podía impedirme ser feliz, ya nadie
me obligaría a hacer aquello que no quería hacer.
Me sentí elevada.
-hola.-me dijo una voz
de un ángel.
-hola.-le contesté.
-¿qué harás ahora?-me
preguntó.
-¿qué haré? Pues morir
en paz.-dije como si fuera lo más normal del mundo y él enarcó una ceja.
Natalia.
Me subí a la ambulancia
y vi como intentaban reanimarla sin ningún éxito.
Cuando llegamos al
hospital me quedé en la sala de espera y vi cómo iban llegando los colegas de Dulce.
Lucas se acercó a mí.
-¿Estás bien? ¿Qué ha
pasado?-tenía los ojos empañados en lágrimas, Lucas me secó las lágrimas y me
abrazó, yo volví a llorar, pero esta vez, en sus brazos, no me sentía tan sola.
Dulce.
-¿Morir en paz?-me
preguntó.- ¿De verdad crees que esto es tan fácil?
Me quedé pillada. ¿qué podía
decir? No entendía nada. Acaso…¿no estaba muerta?
¡Que se salve, por favor...! No quiero que muera, no se lo merece... ¿y qué es eso del ángel?
ResponderEliminarQue suerte que por lo menos Natalia llamó a una ambulancia...
Me gusta esta historia, ¡pero me pone tan nerviosa! Espero que la sigas pronto, ya quiero ver qué ocurre con Dulce...